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El templo (antiguamente llamado del Dulcísimo Nombre de Jesús) es propiedad de los PP. Agustinos, y es Parroquia al servicio de la Iglesia Local, con el nombre de Parroquia San Agustín, desde 1972.
Nuestra parroquia, dentro de la ancha comunión eclesial, en obediencia al Señor y al Obispo, aporta a la Diócesis el carisma agustiniano que le es propio, válido para nuestro tiempo y capaz de enriquecer a la comunidad eclesial.
Así, los hijos del gran Santo Agustín siguiendo en fidelidad la experiencia pastoral del Obispo de Hipona ofrecemos a la Iglesia y al mundo:
Permanente búsqueda de Dios.
“¿Cómo te busco, pues, Señor? Porque al buscarte, Dios mío, busco la felicidad” (SAN AGUSTÍN, Confesiones, 10,20,29). “Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti” (SAN AGUSTÍN,Confesiones, 1,1,1).
“Nuestra principal dedicación común es buscar a Dios sin límites, ya que sin límites debe ser amado” (OSA, Constituciones, 22).
Por el camino de la oración
San Agustín es uno de los grandes orantes de todos los tiempos. Como prueba están las Confesiones, oración de un hombre que reconoce, con diversidad de sentimientos, la múltiple intervención de Dios en su vida.
“¡Tarde te amé, belleza siempre antigua y siempre nueva, tarde te amé! Tú te hallabas dentro de mí y yo fuera, y fuera te buscaba … Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo… Llamaste y gritaste y rompiste mi sordera; brillaste, resplandeciste y alejaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y lo aspiré y suspiro por ti: te gusté y siento hambre y sed de ti; me tocaste y ardí en deseos de tu paz” (SAN AGUSTÍN, Confesiones, 10,27,38 ).
Por el camino de la interioridad
“Porque tú, Señor, estabas dentro de mí, más interior que lo que tengo de más íntimo y por encima de lo más elevado que poseo” (SAN AGUSTÍN, Confesiones 3,6,11).
Para encontrarse con la Verdad, con el Maestro interior, es preciso transitar antes por el propio corazón.
En la Iglesia
“Estamos al servicio de su Iglesia y particularmente de los más débiles, con independencia de qué clase de miembros seamos dentro del mismo cuerpo” (S. AGUSTÍN, El trabajo de los monjes 25,37).
“Por la desidia y pereza de algunos que lleva en su regazo, la madre Iglesia se lamenta de que sus miembros se resfrían en muchos lugares y de que pierde capacidad de cuidar a sus pequeños. ¿A quiénes, sino a otros hijos, a otros miembros, entre los que te cuentas tú, pide la justa y debida ayuda?” (S. AGUSTÍN, Carta 243,8).
“Siguiendo las huellas de san Agustín, el amor a la Iglesia nos lleva a mostrarle una total disponibilidad para socorrerla en sus necesidades, aceptando con prontitud las tareas que nos pide”. (OSA, Constituciones, 35).
Por la senda de la comunión
Igual que contempla la Trinidad como comunión de las divinas personas, san Agustín contempla la Iglesia como comunión de cuantos han sido incorporados a Cristo por el bautismo. A partir de aquí, el objetivo de la acción pastoral no es otro que intensificar o producir esa comunión con Cristo con la mirada muestra en el futuro “único Cristo que se ama a sí mismo” (S. AGUSTÍN, Tratados sobre la 1ª carta de san Juan 10,3).
Por la senda del amor
Como el Espíritu Santo constituye la comunión entre el Padre y el Hijo, así también crea la comunión en la Iglesia, mediante su don, el amor que él derrama en los corazones de los fieles (Rom 5,5). Fuera de este amor no puede haber verdadera comunión.
(Autor de los textos: P. PÍO DE LUIS VIZCAÍNO, OSA)