PARTE DESCRIPTIVA DEL TEMPLO
La iglesia, ocupa el cuerpo del centro de la fachada del Real Colegio Seminario. De piedra de sillería, formado por cuatro pilastras de orden dórico, abriéndose en el entrepaño central la puerta de acceso al templo y sobre ella un ojo de buey, y en la parte baja de los entrepaños laterales, a derecha e izquierda de la puerta, aparecen dos hornacinas para alojar en su tiempo estatuas. Este cuerpo está coronado con el clásico frontón en cuyo tímpano aparece el escudo de la Orden de San Agustín, y remata el conjunto una estatua en piedra policromada del Santo Niño de Cebú obra del vallisoletano Pedro Verdugo, en la acrotera central y dos pináculos terminados en bolas, en las laterales.
Santo Niño Cebú
Nuestra Señora del Buen Consejo
San Juan de Sahagún
Entre las torres, esquivando la vista, alejada de la fachada, temerosa de su propio peso y fuerza, aparece la anchurosa cúpula que cierra la rotonda de la Iglesia. Adopta al exterior la forma de linterna con cubierta de teja y terminada por un cupulín o lucerna.
El interior de la iglesia, es una rotonda con capillas de estilo pseudo-clasicista. En nuestra iglesia está indicado el crucero y en éste, lo mismo que en los lados correspondientes al presbiterio y al coro las arcadas suben sin interrupción hasta la cornisa sobre la que se levanta la cúpula.
En los cuatro ángulos de la cruz que ligeramente se insinúa sobre la planta de la rotonda se abren las capillas y sobre las capillas se asoman directamente a la iglesia las tribunas, mientras que éstas se alejan de la rotonda en el lado correspondiente al coro y en los extremos del crucero.
El revestimiento interior de la iglesia es de yeso, con el que se cubre el ladrillo de la construcción. Se ha aplicado una decoración con pintura al óleo. Su autor, Mariano García Maestro, ha empleado un tipo de decoración realista y en ella abundan los colores profundamente saturados. También en las pinturas que representan a los santos y beatos de la Orden, episodios de la vida de San Agustín y los relacionados con el Smo. Nombre de Jesús, titular de la Iglesia. En la cúpula, la riqueza decorativa, con su brillante fondo de rico amarillo-oro, se exalta extraordinariamente gracias al contraste que su clara tonalidad recibe al contraponerse al tono bajo del verde con que se imitan mármoles de este color, desde lo alto de la cornisa hasta el suelo.
La altura desde la planta hasta la cruz del cimborrio, es de 45 metros.
La cúpula está dividida en ocho segmentos, cuyos nervios se corresponden con los pilares. En cuatro segmentos están pintadas las imágenes de Nuestra Señora del Buen Consejo, San José, San Juan de Sahagún y Santa Clara de Montefalco y los cuatro Evangelistas.
Santa Mónica
Nuestra Señora Madre de la Consolación y Correa
Santa Rita Casia
Sobre los arcos torales, hay cuatro cartelas, con caracteres dorados, en las que se leen inscripciones latinas al Nombre de Jesús, titular de la Iglesia.
(Norte: ELEGISTI DOMUM ISTAM AD INVOCANDUM NOMEN TUUM (1 Mac 7, 37) Tú, Señor, has escogido esta casa para que se invocase en ella tu nombre. Tú elegiste este templo dedicado a tu Nombre para que sirviera a tu pueblo de casa de oración y súplica (L. Alonso Schökel);
Poniente: AFFERTE DOMINO GLORIAM NOMINI EJUS (Salmo 96 [95], 8) Venid a tributar al Señor la gloria debida a su nombre. Aclamad la gloria del nombre del Señor (L. Alonso Schökel);
Sur: IN NOMINE JESU OMNE GENUFLECTATUR (Flp 2, 10) Al nombre de Jesús toda rodilla se doble;
Levante: SIT NOMEN DOMINI BENEDICTUM (Bendición especial) ¡Bendito sea el nombre del Señor!)
Sobre las capillas hay unos óvalos en los que están pintados los bustos de cuatro beatos agustinos.
En las pilastras están pintadas las efigies de Santa Mónica, Madre de SAN AGUSTÍN, San Posidio, Santa Juliana de Cornelión, San Máximo, el Beato Fulgencio de Ruspe y San Alipio
El altar mayor es de un bello neoclasicismo, con influencias de varios estilos.
La mesa de altar y el tabernáculo son de mármol de diversos matices. El retablo es de madera decorada, imitando mármoles y oro. En él hay dos imágenes: el SANTO NIÑO DE CEBÚ, y la de SAN AGUSTÍN, que sirve de remate. Y un bajorrelieve: LA VIRGEN MARÍA, MADRE DEL BUEN CONSEJO.
Los otros cuatro altares armonizan perfectamente con el altar principal y tienen las imágenes de Nuestra Señora de la Consolación, Santa Rita de Casia, San Nicolás de Tolentino y San Alonso de Orozco.
San Nicolás de Tolentino
San Alonso de Orozco
San Agustín
Mártires del Japón
Santo Tomás de Villanueva
Islas Filipinas
En la cúpula se abren cuatro amplios ventanales por los que se precipita claridad en el interior del sagrado recinto tamizada por artísticas vidrieras, obra de Mauméjean Hermanos. La vidriera del mediodía representa una alegoría apoteósica del Águila de los Doctores; la del poniente nos muestra el triunfo de los mártires agustinos del Japón; la del oriente reproduce un episodio del “Padre de los pobres”, Santo Tomás de Villanueva, obispo agustino; y en la del norte aparecen los primeros misioneros agustinos que arribaron a las Islas Filipinas. Las vidrieras de las capillas, obra de la misma casa, representan emblemas eucarísticos. En la lucera circular, u ojo de buey de la fachada, encontramos el escudo de la Orden de San Agustín
La obra de carpintería del altar mayor es del vallisoletano Loba, según los planos de Basterra, de quien son también los de los altares laterales.
Fueron ejecutados en los talleres de escultura religiosa de Juan Mollá (Barcelona) los altares laterales, viacrucis, púlpito, cancela, urna para los restos del B. Orozco y confesionarios. El púlpito y los confesionarios están labrados en madera de cedro. De cedro es también y construida en los mismos talleres, la caja del órgano monumental, obra Xuclá. Las estatuas de los altares en las cuatro capillas son del escultor Casals.
Emblemas eucarísticos
Escudo de la Orden de San Agustín
El Órgano
Digno de especial mención es el pavimento, por lo precioso de las maderas expresamente traídas de Filipinas con este fin; la clase de madera predominante es la de molave, menos en las entradas, gradas y presbiterio, que son de tíndalo, ipil y narra combinadas.
De las mismas maderas preciosas, con predominio de la narra, son las vigorosas y elegantes puertas de las tres entradas y las de los pasillos del coro bajo, labradas todas ellas en los talleres del industrial vallisoletano Delibes.